EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

viernes, 27 de enero de 2012

DE IMPUTADOS, JUECES Y JUICIOS

A Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo; veinte años.
Sus tres cómplices, absueltos, y a la calle. Se han reído de la policía, del sistema judicial y de la sociedad.
Ninguno sabe nada de dónde está el cuerpo de la chica.  


Francisco Camps, (expresidente de la Generalitat Valenciana); No culpable.
A pesar de haberse oído en el juicio las grabaciones telefónicas de él y su esposa, agradeciendo los regalos que recibían de su "amiguito del alma".
Se va sonriendo y "cantando bajito".
Ricardo Costa, (exsecretario del Partido Popular valenciano); Ídem.
Otro que también se va "de rositas y cantando bajito".




Baltasar Garzón, (Juez de la Audiencia Nacional)
Reputado magistrado, reconocido internacionalmente por juzgar crímenes contra la Humanidad.
En España, sentado en el banquillo, acusado de autorizar escuchas telefónicas, de intentar juzgar al franquismo, etc. etc.
Está siendo juzgado. 
A ver qué ocurre.


Iñaki Urdangarín (Consejero de Telefónica, y yerno del rey don Juan Carlos)
Imputado por "llevárselo calentito" asesorando a instituciones y autonomías. Tenía o tiene varias empresas e instituciones "sin ánimo de lucro", desde las que se dice que ha desviado sus fondos a varios paraísos fiscales. ¿Qué ocurrirá?


Doña Cristina de Borbón y Grecia (Infanta de España y esposa de Iñaki Urdangarín)
Se está viendo afectada y mezclada en los asuntos de su marido.
La Fiscalía General del Estado ha dicho ya que no será investigada.
La prensa y la opinión pública, dice que debía estar enterada de los negocios de su esposo, pues era socio en alguna de sus empresas e institutos.
José Blanco (exministro de Fomento y diputado socialista)
Declara a petición propia en el Tribunal Supremo, donde está imputado por un asunto de cohecho  y tráfico de influencias, que él niega.
En fin, idas y venidas por los Trubunales de Justicia de España.
Así está el patio.

lunes, 16 de enero de 2012

XVIII CERTAMEN DE MARCHAS PROCESIONALES EN ESTEPA




Como cada año, la música de la Semana Santa se da cita en nuestra ciudad para deleite de aficionados y cofrades que disfrutan escuchando a las principales bandas de cornetas y tambores del panorama musical cofrade de Andalucía.

Un año más, y con esta próxima edición, será el certamen número dieciocho el que se celebrará en Estepa. Una cita musical cofrade organizada por la Pontificia y Real Hermandad de San Pedro Apóstol, Santo Cristo de las Penas y María Santísima de los Dolores.

En esta ocasión, también serán dos magníficas bandas de cornetas y tambores las que ofrecerán al público estepeño y a los cientos de visitantes asistentes, su recopilación de las mejores composiciones, así como las nuevas partituras musicales que incorporadas a su repertorio, acompañarán a los pasos de las hermandades en su Estación de Penitencia de la próxima Semana Mayor de Andalucía.

Las dos bandas que intervendrán en este Certamen son las siguientes:

AGRUPACIÓN MUSICAL NTRO. PADRE JESÚS DE

LA REDENCIÓN
De Sevilla

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BANDA DE CORNETAS  Y  TAMBORES  SANTÍSIMO CRISTO DE

“LAS TRES CAÍDAS”
De Triana, Sevilla

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La presentación del certamen correrá a cargo de
Don  Juan Carlos Gallardo Ruiz
Pregonero de la Semana Santa de Estepa, 2011




Dicho evento musical se celebrará en la caseta municipal, el domingo 
 22 de enero de 2012,
y dará comienzo a las 13:00 horas

viernes, 13 de enero de 2012

AL FIN, SALIÓ LA SENTENCIA DEL CASO MARTA DEL CASTILLO


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La Audiencia condena a Miguel Carcaño a 20 años por el asesinato de Marta del Castillo


"El fiscal pedía 52 años de cárcel para el asesino confeso, Miguel Carcaño, y penas de entre 5 y 8 años para sus tres supuestos cómplices. El resto de acusados han sido absueltos"


Lo que temía toda la sociedad de este país; eso ha sucedido.
Esta es una de esas ocasiones en que ante una noticia así, cuando uno se entera, se siente aturdido, desorientado, impotente, ¡sí! porque no entiende los entresijos legales de la justicia, ni los vericuetos legales que en ella hay para que los criminales tengan más derechos que sus víctimas.
No hay más que ver el rechazo social que esta sentencia ha producido en los ciudadanos de la calle, en las redes sociales, en los comentarios de los que se hacen eco todos los medios de comunicación, en prensa, radios, televisiones etc.

Han sido cuatro, las personas encausadas en el proceso judicial que ha tratado –sin conseguirlo–  de poner luz y aclarar este oscuro caso de violación, asesinato y desaparición del cuerpo de una chica de diecisiete años. Los jueces, abogados, fiscales y policías no lo han conseguido; nadie ha sido capaz de averiguar dónde han enterrado o hecho desaparecer el cuerpo de la joven víctima, hace ahora tres años.
Cierto es que todos los ciudadanos tenemos derecho a la defensa ante la justicia; pero no a burlarnos de ella. Y eso mismo es lo que han hecho estos niñatos sinvergüenzas bien asesorados, esgrimiendo sus derechos, pero pisoteando los de Marta y su familia.
La amarga y desagradable impresión que todos tenemos, es, que los cuatro se han burlado de la justicia; se han cachondeado de la sociedad, de la gente de bien, de la familia de su víctima, de los jueces, de los cuerpos de seguridad y hasta del portero del palacio de justicia.

No hay derecho a esta indefensión de la sociedad ante los órganos judiciales que permiten que unos malhechores tengan todos los derechos; a no declaran contra ellos, a mentir como bellacos delante de un Tribunal de Justicia que nos da la sensación de quedar “tan pancho” e ingenuamente complacido con la versión de cuatro sinvergüenzas muy listos e implicados en un asesinato, para quedar luego los cuatro bandidos, afectados por una extraña crisis de amnesia que les impide recordar, borrándoles la capacidad cerebral para acordarse de dónde está el cuerpo de Marta que algunos de ellos mismo hicieron desaparecer.

Marta del Castillo Casanueva
Veinte años de cárcel por la vida de una chica. 
¡Qué poco vale una vida humana!
Con suerte y buena conducta –que seguro va a tener–, esta condena quedará en poco más de la mitad; y a la calle el asesino.
Los otros tres cómplices de hechos y encubrimiento, han quedado absueltos, a pesar de que han sido compinches y entre ellos cuatro está el juego: la mataron, y ella sola desapareció.

Los jueces sabrán lo que hacen mejor que nosotros, que no sabemos de leyes; pero la ley que conoce el pueblo, y la que quiere que se aplique, es diferente a la que esta vez se ha aplicado.
Señores, es la justicia que tenemos, pero… ¿es la que nos merecemos? 

jueves, 12 de enero de 2012

RELATO DE MARCELO DANIEL FERNÁNDEZ


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EN HOMENAJE A UN AMIGO

Más de un año hace, que Marcelo me envió este relato para que lo leyera. 
Y  así lo hice.
Pero ayer volví a leerlo más pausadamente, recreándome en él, disfrutando de su lectura, imaginando a mi amigo en sus paseos por las calles del gran Buenos Aires, en aquellos lejanos años de su periplo estudiantil por la capital de la República Argentina.
Me gustó la historia que en él se narra, y al acabar de leerlo, le escribí una carta pidiendo su autorización para publicarlo en este blog. Unas horas después, recibí un correo electrónico autorizándome su publicación. 
Así, ustedes igual que yo, podrán ahora disfrutar de su lectura.

Gracias, mi querido amigo Marcelo, por enviarme su escrito, por compartirlo conmigo, y dejarme editarlo para disfrute propio y de las personas amantes de la literatura que visitan este sitio.
Conocerle y gozar de su amistad, es un honor para mí. 
Mi gratitud, va unida a un fuerte abrazo.

Antonio Rodríguez Crujera
DESDE LA ALCAZABA
Estepa, (Sevilla)
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Marcelo Daniel Fernández, autor de este relato, 
en la presentación de su libro "Las puertas del paraíso"


Don Marcelo Daniel Fernández ha desarrollado una amplia acción en la actividad cultural provincial y nacional desde fines de 1960 hasta la fecha, en el periodismo, la docencia, la investigación, la literatura, la crítica artística y como funcionario cultural (se desempeñó como director de Cultura municipal, subsecretario de Cultura de la Provincia y director 
del Museo de Bellas Artes).
Es delegado académico de la Academia Nacional de Bellas Artes y es miembro de la Junta de la Historia y del Instituto de Investigaciones Históricas y Culturales de Corrientes, de la Sociedad Argentina de Escritores, de la Junta de Historia de Goya, de la Asociación de Periodistas, entre otras instituciones provinciales y nacionales.
Tiene publicados numerosos libros:
“El constructor de catedrales” (UNNE) 1996; “La casa celeste de la esquina” (El Mariscal y Moglia Ediciones), 1997 y 2002; “Encuentros en Paraty” (Eudene) 1997; y “El retratista” (Moglia Ediciones) 2004, "Las Puertas del Paraíso", entre otras.
A esta producción debe sumarse una decena de publicaciones relacionadas con la cultura y las artes plásticas de Corrientes.

Fuente: Moni Munilla -Diario El Litoral-29/VII/2010
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R E L A T O


"EL CRISTO DE RAÍZ"

Por Marcelo Daniel Fernández
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 Allí, sobre mi cama, pendiente de la pared, se encuentra el símbolo de muchos de los aspectos más profundos de mi vida, aunque los mismos no constituyan ejemplos de la religiosidad habitual. Como primera y última visión de mis jornadas, por no hablar de las intermedias, la presencia del crucifijo no solamente convoca mis íntimas reflexiones sobre las más variadas, y hasta insólitas, circunstancias que se suceden en mi apresurado cerebro, sino también aquellos acontecimientos relacionados con su existencia en el lugar donde se encuentra, desde hace muchos años. Una cruz y un Cristo de raíz.
La historia comienza cuando vivía en Buenos Aires, a fines de la década de 1950. Historia normal de los estudiantes del interior que se aventuraban en los claustros que sus ciudades no ofrecían: facultad y trabajo. Y aquella célula fundamental que era la pensión, institución imprescindible y receptora de sueños y frustraciones compartidas. Jungla aterrorizante, al principio, como imposible contrapartida de la lejana pasividad provinciana y familiar; luego, con el transcurso del tiempo, cálido reducto en el que la obligada convivencia inspiraba las solidaridades más increíbles.
Vida de estudiante que devenía, en un plano, rudimentariamente, y en otro, casi insensible, forjando experiencias personales que iban marcando el destino de nuestras vidas. En este plano, mientras en el primero se iban difuminando sus primigenios objetivos (con el consabido alerta de la esperanzada familia), la alternativa del noviazgo en serio se planteó forzosamente en una personalidad sensible y solitaria como la mía. Y cuando las ataduras se soltaron del compromiso contraído con una vocación poco convincente, la meta insegura del matrimonio fue adquiriendo características de tabla de salvación moral, de posibilidad redentora de todas, entonces creía, mis aspiraciones emocionales. La relación con ella se consolidó en la mutua soledad y en la esperanza de un porvenir compartido.
Entonces, mi condición de empleado público no albergaba otro destino que el de regodearse con las bondades de un futuro incierto. 

Avenida Santa Fe, casi esquina Callao
El cotidiano paseo por el centro de Buenos Aires, el cafecito nuestro de cada día, la ensoñación que nos provocaban las vidrieras de la Avenida Santa Fe… 
Fue allí, en un pequeño local de una de sus galerías, a pocos pasos de Callao, donde lo vimos por primera vez, en un rincón de su única vidriera.
El Cristo crucificado. Construido sabiamente, exclusivamente con raíces, impactando con un expresionismo verdaderamente sobrecogedor, colgado como el homónimo de San Juan de la Cruz de Dalí, en el centro de la peculiar escena. Sólo formas retorcidas promovían, en su extraordinaria elementalidad, ese dolor profundo y desolado al que se puede llegar cuando el sufrimiento es la clave de su creación y también el motivo verdadero de quienes se detienen para admirarlo. Clave del arte, como artesanía intermediaria de una comunicación dolorosa con nuestro Dios personal.
No nos animamos a averiguar su precio, no estábamos en condiciones siquiera de pensarlo. Pero desde ese momento empezó a formar parte de nuestras ilusiones, a punto de constituirse, poco a poco en obsesión. 

EL CRISTO DE RAÍZ
Protagonista de este relato
El paseo cotidiano se convirtió en una peregrinación obligada a la galería para cumplir con el rito de la visita de “nuestro Cristo”, al que considerábamos esperándonos detrás de la vidriera.
Hasta que, luego de casi dos meses de persistir en esta peculiar experiencia (a la cual se iba asociando con mayor intensidad la angustia de dejar de verlo algún día), la dueña del local nos invitó amablemente a ingresar en el local.
Nos dijo que para ella constituíamos ya parte de su trabajo diario, que hasta nos esperaba que apareciéramos frente a su local y se sobresaltaba cuando no concurríamos. 
Sabía –por experiencia comercial–, el motivo de nuestra presencia e imaginaba las circunstancias que impedían la concreción de un evidente muy caro anhelo. Nos propuso un trato razonable, expresándose con mucho afecto, hasta diría con cierta emoción.
“Se trata de una obra única de un artesano muy particular que, por razones muy personales, prefiere ocultar su nombre y su domicilio…En realidad, nos reconoció que sólo hizo dos Cristos similares en su vida, uno de los cuales se los regaló a su madre…”. “El precio actual de esta obra es actualmente de….pesos, teniéndose en cuenta, aparte de su calidad artística, la ubicación del negocio donde se lo vende y la ornamentación que lo rodea”. (Absolutamente inaccesible para nosotros) “El precio seguirá subiendo con el tiempo, porque existe bastante demanda aunque es un producto caro de difícil adquisición…No obstante me comprometo ante ustedes, que han demostrado verdadero afecto por esta obra, mantener el precio actual, pero solamente para ustedes, aunque el precio siga elevándose. Los esperaré hasta cuando hayan ahorrado o conseguido el dinero que ahora fijamos…Espero que sea pronto…lamento no poder reservárselos”.

Mientras nos acercábamos a la cifra, con bastantes sacrificios, mantuvimos constante nuestras visitas al íntimo y personal santuario. Ahora la angustia fue transformándose en desesperación. Llegábamos apresuradamente al local con palpitaciones crecientes, y ante su querida figura sonreíamos nerviosamente como si necesitáramos tal comprobación para seguir viviendo.

Pasado un tiempo alcanzamos reunir la cantidad estipulada. Pero el día que concurrimos para, por fin, comprarlo a “nuestro Cristo”, se nos detuvo el mundo. No estaba colgado detrás de la vidriera…La compungida vendedora fue concluyente y lo dijo sin mirarnos: “El artista, que era su propietario, lo retiró esta mañana…no quiso entender razones…” Como les dije nadie conoce su paradero. De aquel rincón tan entrañable salimos para sumergirnos en una ciudad absolutamente incomprensible, desposeídos de la clave que hubiera dulcificado nuestras mutuas soledades.

Pasaron casi diez años de aquella dramática experiencia. La revelación se produjo cuando estaba sentado frente a mi máquina de escribir, en la redacción del diario donde trabajaba en mi ciudad natal. Un hombre desgarbado, de rostro amargo, se acercó y me dijo: “Me mandan de la Dirección de Cultura porque mañana se inaugura una exposición de mis obras en el salón de este diario…Me recomendaron a usted para que me hiciera una nota…” Mientras subíamos al salón me comentó “que se trataba de piezas realizadas con raíces de árboles…Me detuve para preguntarle, visiblemente intrigado: “¿Por casualidad usted expuso hace años en un local de una galería de la Avenida Santa Fe y Callao, en Buenos Aires…?” Antes que me contestara ya obtuve la sorprendente respuesta al trasponer el último escalón antes de ingresar al salón de exposición y divisar, perfectamente iluminado, nuestro Cristo colgado en una de sus paredes. 
-“Efectivamente, expuse en ese local un tiempo hasta que la única obra que había presentado allí, un Cristo de raíz que me costó mucho trabajo y era único, no pudo venderse y la retiré con verdadero dolor porque estaba necesitado…Un Cristo hechizado…porque tampoco se vendió después…Es el que usted tiene a la vista…”. Ocultando mi emoción, al menos así pensé en ese momento, dije para mis adentros “Espero que ahora no se me escape…que pueda obtener el dinero suficiente para adquirirlo…”. Recordé entonces que las circunstancias de mi existencia habían cambiado con los años y me encontraba absolutamente solo. No obstante lo cual pude reunir el valor para adquirir, por fin, el Cristo de raíz, llegado milagrosamente hasta mi propia presencia, a la mañana siguiente temprano ni bien se abrieran las puertas del diario. Era imposible que este Cristo se me volviera a escapar. 

Y se escapó por segunda vez, aunque parezca mentira. A la mañana siguiente, cuando todavía nadie se encontraba en el diario, salvo algún ordenanza, subí con cierta desesperación las escaleras que llevaban al salón de exposición, abrí con fuerza sus puertas y ¡Lo encontré totalmente vacío! Ante mi desconcierto, el ordenanza me informó: El artista vino muy temprano, guardó todas sus obras y se las llevó…sin avisar a nadie.
Me encaminé, sin mucha esperanza, a la Dirección de Cultura para solicitarle alguna información a su directora, una querida amiga mía, quien se encontraba muy alterada. El raicista, le acababan de informar, no solamente se había llevado todas las piezas de su producción temprano  –dejando sin efecto su acto de inauguración previsto para esa tarde y el consiguiente protocolo oficial–, sino dejado una cuenta importante en el hotel donde lo hospedaron, de gastos extras. Nadie pudo dar fe del procedimiento que utilizó para escaparse sin ser visto.
Esa tarde, padeciendo los efectos de una gran tristeza, prácticamente sin intentar siquiera escribir alguna nota que reemplazara el espacio destinado a la exposición del artista misterioso, un ordenanza se acercó a mi mesa de trabajo portando un envoltorio mediano en papel madera. “Lo trajeron para vos hace un rato, para el que escribe sobre arte, no mencionaron tu nombre”.

Al empezar a desgarrar dicho paquete con una inquietud desacostumbrada me percaté inmediatamente de su extraordinario contenido: los desgarrados brazos de mi Cristo asomaban como si quisieran abrazarme para siempre. “En reconocimiento a su paciencia por haberme esperado tantos años” decía la tarjeta que lo acompañaba, sin identificación visible. 
Hasta hoy preside la pared sobre mi cama. 

lunes, 9 de enero de 2012

LAS CONTRADICCIONES EN EL DISCURSO DEL SEÑOR RAJOY

RAJOY: DONDE DIJE DIGO, 
DIGO DIEGO
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¡Sí señor!
"Al parecer, el caballero Rajoy tiene un complejo problema de locuacidad en la lengua  –no sólo en el frenillo –, que le traiciona a él, y él traiciona a sus votantes"




Resulta que durante toda la cansina y belicosa campaña electoral de acoso y derribo al infortunado y hostigado señor Zapatero y al candidato Rubalcaba, el “señor de los hilillos” se mantuvo columpiándose en la ambigüedad sin soltar prenda  en ningún momento respecto a las medidas restrictivas con las que nos iba a “zumbar” y “dar caña” en cuanto entrara por las puertas de la Moncloa y formara  su Gobierno.
También calló entonces con habilidad su frenética y “enfrenillada” lengua respecto a la urdida política de recortes sociales que ya nos tenía ocultamente preparados para cuando se hiciera con el poder, resultando que: donde dijo digo, ahora dice Diego.
Y  cínicamente, quédase tan pancho sin rubor ni vergüenza por lo que ha hecho. Ahora cuando ocupa el primer puesto del banco azul, las decretadas, dice que son medidas muy necesarias; pero cuando dichas medidas fueron tomadas  –a pesar de su impopularidad–, por el entonces presidente Zapatero, don Mariano y su séquito de aduladores en el Congreso, no cesaban de criticarlas con toda ferocidad y contundencia.
Entonces, ¿en qué quedamos, don Mariano?

Si ustedes recuerdan, en el debate televisivo mantenido días antes del 20 de noviembre con Rubalcaba, el señor Rajoy, por más que era instado por su rival una y otra vez, a “descubrir sus cartas” en materia de pensiones, congelación salarial a los funcionarios, subidas del peaje de las autopistas, del metro, del gas ciudad, del IVA, el IRPF, el IBI y otros impuestos, recortes sociales en sanidad, educación etc., nunca soltó prenda sobre cuales serían sus intenciones. Y ya las sabemos.
Ahora, subidas y más subidas; pero antes, siempre mantuvo la boquita hábilmente muy bien cerrada para no “espantar” al respetable personal  –entiéndase electorado–, que andaba ojo avizor y muy mosqueado, esperando conocer las “brillantes” ideas del nuevo e “iluminado” adalid conservador de la política española, y salvador de la patria.
Y le salió bien la estratagema de "en boca cerrada no entran moscas", ya que después de ganar las elecciones, se ha descubierto “el pastel oculto” que nos tenía preparado, resultando ser sus ideas no iluminadas, sino bastante oscuras y perniciosas para los ya escuálidos bolsillos y la economía de los de siempre: los ciudadanos de a pie, clase media y trabajadora; pues donde antes dijo digo, ahora dice Diego, engañando a aquellos españoles que le han votado.
Sus propios electores y partidarios se sienten defraudados, y muestran ya su descontento con la política que no ha hecho más que empezar a aplicarnos Rajoy, y así lo expresan en aquellas televisiones que publican los SMS que envían sus espectadores, así como en diferentes medios de comunicación. Ha traicionado pues, despreciablemente, no sólo a aquéllos que no le hemos votado  
–que ya esperábamos este regalito navideño–, sino a sus propios votantes y simpatizantes.
En fin, así están las cosas. Es cierto que aún es pronto para valorar a este Gobierno y a su presidente de directrices –igual que Zapatero–, dictadas desde otros países europeos. Hay que dejar pasar el tiempo para ver si la política conservadora que aplica el Partido Popular surte el efecto que Rajoy pretende, pero la famosa prima de riesgo sube, y desafortunadamente, también la lista de personas paradas.
A ver que hace ahora don Mariano. Aunque está muy clarito: sus ideas son reducir el déficit sacándonos a los españoles las “perrillas”.
Para ese viaje, no necesitamos alforjas, señor lumbreras.

Cuando el Gobierno anterior tomaba medidas de ajustes y austeridad y las explicaba, los escaños de la derecha del hemiciclo ardían de furor convirtiendo las suaves alfombras del Congreso de los Diputados en dura arena del Coliseo de Roma, donde los pétreos leones que guardan sus puertas parecían entrar adentro a perseguir, y devorar con sus fauces al infeliz de Zapatero que como Espartacus, tridente y gladius en mano, debía afrontar además del espectáculo de circo y sangre, los zarpazos de las fieras que acechaban en los escaños; así como también los furiosos ataques 
–por fortuna dialécticos–, del  astuto y feroz gladiator Marianus Máximus Hispanus.

¡Ave, César Marianus, los que van a sufrir te saludan!