EL TIEMPO EN ESTEPA

EL TIEMPO: PREVISIÓN METEOROLÓGICA PARA ESTEPA

jueves, 11 de septiembre de 2008

EL RESPETO

Bloque entrecomillado EL RESPETO Bloque entrecomillado


¿Es que no va a terminarse nunca la idea de las dos Españas enquistadas y enfrentadas por el odio, la política o la religión, como consecuencia de la disparidad de pensamientos?


Creo que falta respeto. Eso es evidente. Creo también que debemos caminar por la vida con nuestras ideas a cuestas, sin que éstas lleguen a convertirse en un lastre que nos impida avanzar, en una pesada carga para la normal convivencia, o en un arma para arrojar odio y hacer daño. Hay agresividad.
Creo que si camináramos partiendo del escrupuloso respeto hacia el pensamiento del otro, el enfrentamiento dialéctico –y a veces el físico-, no existirían ni tendrían razón de ser la violencia verbal y el odio hacia el oponente. Para eso somos o nos llamamos seres racionales y civilizados. Eso nos creemos. Ayer, esa falta de respeto que denuncio hoy con mis palabras, tuvo lugar en el seno de una institución madre de la Cultura, adonde van los hombres jóvenes de hoy a forjarse para ser los hombres del mañana: la Universidad.
Y ayer, en la de Granada, tuvo lugar una bárbara manifestación ejemplo de lo que nunca debe hacerse. En una conferencia que pretendía dar el señor Fraga Iribarne en nuestra tierra, precisamente aquí, en Andalucía donde siglos atrás existió el respeto y la convivencia entre culturas, religiones y pensamiento distintos. ¿Cómo puede un joven universitario que tal vez no había nacido o era un niño cuando Franco murió, llamar cabrón, fascista y lo que es peor; asesino, a un señor que aunque con legítimas ideas de derechas, tuvo tan gran protagonismo en la consolidación democrática de España, siendo uno de los llamados padres de la Constitución con la cual aún nos regimos? 

¡Democracia y Constitución que hoy ellos, los jóvenes, tienen y disfrutan gracias al esfuerzo y la voluntad integradora de hombres como el señor Fraga, entre otros!
Hace pocas fechas, algo parecido tuvo lugar en Cataluña, donde un grupo de indeseables alborotadores, irrespetuosos, irresponsables y asalvajados, llegaron a insultan y casi a agredir a los señores Josep Piqué y Ángel Aceves; dos destacados miembros del Parlamento; templo y foro de la Democracia del pueblo, ex ministros, y uno de ellos en la actualidad, candidato del PP a Presidente de la Gereralitat, en la recién estrenada campaña electoral catalana.
Eso es inadmisible. Mal nos irán las cosas en este país que tiene tan a flor de los labios el insulto y el odio hacia el oponente político. Mal irán las cosas cuando los que un día serán quienes tengan responsabilidades de enseñar a los niños, curar a los enfermos, dirigir los destinos de la nación, y en definitiva, ser los responsables del país en todos los órdenes y estamentos, se dedican ahora en las calles y universidades, al abucheo gratuito, al insulto, la descalificación y hasta la agresión física a ciudadanos con los que no están de acuerdo.
Falta respeto al otro, al de enfrente, al adversario que no es igual que nosotros en su modo de pensar. Mal nos irá si no se corrigen tales defectos. 

¿Qué está ocurriendo en nuestra sociedad? El día 12 de octubre, un grupo de individuos, también desde la calle, gritó insultos, silbó y llegó a llamar asesino, nada menos que al Presidente de nuestro país. 
¿Qué está pasando? ¿Qué veneno se está instalando en nuestra sociedad? ¿Por qué esa animadversión hacia el oponente político? Y no son incidentes aislados. No. Antes ha ocurrido con Felipe González, José María Aznar y un sin fin de personas más, sean estas del color político que sean o de las ideas que profesen. Da igual; siempre hay quienes se comportan así, sin vergüenza alguna agrediendo al primero que se les ponga por delante.
Eso seguirá así, siempre que existan individuos intolerantes llenos de odios, rencores e insultos, y mientras haya personas tan vehementes y radicales en las exposiciones escritas o habladas, que se comporten tan intransigentemente con los demás, y tan fanáticos de sus propias ideas, incapaces siquiera de procurar reflexionar un poco para comprender algo mejor el punto de vista de otros que tienen el mismo derecho que ellos a expresarse con toda libertad. 

No hay que ser tan ardientes y empecinados en nuestros criterios. 
¿Puede llegarse al respeto mediante la mesura y el equilibrio dialéctico con la prudencia, la gallardía y la hombría de bien? Yo creo que sí, si pusiéramos un poquito de esfuerzo cada cual a la hora de escribir o hablar, haciéndolo sin exasperaciones, no instalándonos en los “extremos”, no dando lugar al revanchismo y al odio, y sobre todo; recordando que nada es bueno ni nada es malo; que no existen sólo el blanco o el negro, y que pueden existir el gris y una gran gama de tonalidades; que no sólo hay izquierda y derecha; pues entre esos dos extremos, hay -si se quiere-,una enorme diversidad de senderos por los que se puede circular moderada y prudentemente, sin ser forzosamente tan extremistas…y sobre todo, que nadie está en posesión de la verdad absoluta, por más que se empeñe en ello.


(Estepa, 17-10-2006)

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